La aldea

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La aldea de El Cañar es una pedania de Socovos y se encuentra a 10km, de distancia, se encuentra situada en un valle que queda entre la montaña de Sierra Seca, la Hombría y el embalse del Pantano del Cenajo.


En los años 50, El Cañar vivía con todo su esplendor, se encontraban censados 257, personas.
La gente trabajaba además de la agricultura en tierras propias, pastoreo, corta de romero, cogida de esparto etc, como trabajo por cuenta ajena trabajaban en las tierras de la finca de el Almirez, también en la Vega de la casa del Rio y de la Alcantarilla Jover.


En el año 1965, siendo alcalde Dº Homobono Fernández y pedanio Dº Manuel Juárez, se puso la luz eléctrica, el alcantarillado,  y el agua. En el 1959, se habilitó una casa como escuela y vino la primera maestra Dª Josefina Muñoz, hija y nieta de cañaleros  no fue hasta el 1971, que se estrenó la nueva Escuela. En la misma escuela también se construyó una casa para el maestro. En la misma escuela se instaló un Tele-club, con televisión para reuniones de los mayores de la aldea.

La estabilidad en la aldea se trucó un buen dia en que las aguas del pantano cubrieron toda la Vega, de la Alcantarilla Jover y la Casa del Rio, asi pues los camaleros se quedaron sin los puestos de trabajo que la Vega les proporcionaba.


Asi fue como muchas familias empezaron a emigrar y en la aldea empezaron a quedar solo los mayores y los que tenían medio de vida propios, pues los mas jóvenes marchaban a la vendimia a Francia y eso les iba ayudando a las pequeñas cosechas que recogían de la tierra.

El Cañar se fue despoblando la Escuela ce cerró y los pocos niños que quedaban eran trasladados a Socovos en coche.

El pedanio de aquella junto con el tio Felipe, Miguel el guarda, Emilio el canuto y alguno más de la aldea formaban una piña para que las cosas no se desmoronaran del todo.

Pero la lucha por la supervivencia iba perdiendo fuerza por la adversidad de las circunstancias.
Las condiciones para adaptarla al Turismo Rural, el clima las tierras fértiles de regadío incluso las casas que se iban quedando abandonadas, todo favorecía el que con un poco de interés se hubiese podido habilitar para atraer el Turismo y enriquecer la zona creando puestos de trabajo y aprovechando los propios recursos aportar economía.
Nada de esto ocurrió y El Cañar fue debilitándose y empobreciendo a pesar de la lucha de sus vecinos.